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¿Existe relación entre tdah y dislexia?



La dislexia es un trastorno que se manifiesta por una dificultad en el aprendizaje de la lectura y escritura, independientemente de que el paciente haya recibido una educación convencional, disponga de las capacidades intelectuales y crezca en un entorno sociocultural adecuado. requiere de un abordaje orientado a mejorar las habilidades fonológicas mediante técnicas de base cognitiva. Se trata de un trastorno de origen neurobiológico que se presenta principalmente durante la etapa educativa escolar y que persiste en la edad adulta El principal problema de la dislexia es que no es compatible con nuestro sistema educativo, pues la mayor parte de los aprendizajes se realizan a través del lenguaje escrito. El niño con dilexia tiene que poner tanto esfuerzo en las tareas de lectoescritura que tiende a fatigarse, perder la concentración, distraerse y rechazar este tipo de tareas.

Por otro lado, muchos niños con TDA-H presentan, como característica asociada al trastorno, dificultades de aprendizaje, dentro de los cuales los referentes a la lectura ocupan un lugar destacado. Estos niños cometen con frecuencia errores de anticipación, de omisión y de sustitución de letras o palabras, es una de las causas más importantes de fracaso escolar entre niños y niñas por igual.

¿Cuáles son los problemas asociados a la dislexia?
Es muy frecuente que las personas que sufren dislexia cuenten con más problemas asociados. Entre ellos podemos destacar otras dificultades del aprendizaje:

Disgrafía: Dificultad para coordinar los movimientos de la mano y el brazo para dirigir el lápiz y escribir de forma ordenada y legible.

Discalculia: Dificultad para realizar operaciones matemáticas y para el pensamiento abstracto necesario para calcular.

Disortografía: Dificultad para asimilar las normas de ortografía, repitiendo constantemente los mismos errores y sin ser capaces de asimilarlos.

El TDAH con déficit de atención prevalente, es decir sin manifestaciones graves de hiperactividad es el que se encuentra con más frecuencia asociado a la dislexia, además de ser el que pasa más desapercibido por ser menos disruptivo el comportamiento del niño.
El papel más importante que tiene que cumplir los padres con niños disléxicos y afectados de TDAH quizás sea el de apoyo emocional y social. Explicarle en que consisten los trastornos y no juzgarle por los resultados académicos si no por los esfuerzos. Irónicamente son a veces  los padres que han tenido dificultades similares y que han sufrido mucho en la escuela son los que tienden a ejercer una presión mayor.

Es fundamental que se informen de como se debe actuar dentro del aula con estos niños, en el aula se pueden dar las siguientes sugerencias específicas:

  1. Establezca criterios para su trabajo en términos concretos que él pueda entender.
  2. Dele atención individualizada siempre que sea posible.
  3. Asegurase de que entiende las tareas, pues  a menudo no las comprenderá. 
  4. Divida las lecciones en partes y compruebe paso a paso que las entiende.
  5. La información nueva debe repetírsela más de una vez debido a su problema de distracción, memoria a corto plazo  y a veces escasa capacidad de atención.
  6. Necesitar ayuda para relacionar los conceptos nuevos con la experiencia previa.
  7. Evitar la corrección sistemática de todos los errores en su escritura. Hacerle notar aquel sobre el que esta trabajando en cada momento.
  8. Si es posible hacerle exámenes orales, evitando dificultades que le suponen su mala lectura, escritura y capacidad organizativa.
  9. Es fundamental hacer observaciones positivas sobre su trabajo.
  10. Permitirle aprender de la manera que le sea posible, con los instrumentos alternativos a la lectura y escritura que están a nuestro alcance: calculadora, magnetófonos, tabla de datos.

Trastornos emocionales y conductuales. 

Tensión nerviosa, irritabilidad, baja autoestima, insomnio, fobia al colegio, falta de atención, timidez, inseguridad, susceptibilidad. debe poner tanto esfuerzo en las tareas de lectoescritura que tiende a fatigarse, a perder la concentración, distraerse y evitar este tipo de tareas. Debido a esto, en muchas ocasiones pueden confundirse ambos trastornos, dislexia y déficit de atención. Son muchas las ocasiones en las que estos niños pueden ser calificados como vagos, pasotas, tontos. todas estas “etiquetas” afectan a la autoestima del niño y pueden dar lugar a secuelas emocionales en un futuro.

El trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es el que se asocia con más frecuencia a la dislexia. Están relacionados con el malestar que puede manifestar el niño o niña con dislexia, como interpreta sus dificultades, como se siente con respeto a las mismas, etc. A menudo, estos niños y niñas son etiquetados de vagos, torpes, sin interés, lentos, etc. y a su vez ellos y ellas hacen realmente grandes esfuerzos por aprender al ritmo esperado, sin obtener resultados. Es por ello que poco a poco se genera un malestar emocional que les va minando por dentro puede afectar a su autoestima, confianza, etc. y como consecuencia pueden aparecer problemas de conducta.

Las personas con dislexia tienen una inteligencia normal y, por lo general, también una visión normal. La mayor parte de los niños con dislexia puede tener éxito en la escuela con la ayuda de un tutor o de un programa de enseñanza especializado. El apoyo emocional juega un papel importante.

Síntomas
Los signos de la dislexia pueden ser difíciles de reconocer antes de que tu hijo comience a ir a la escuela, pero hay algunas señales tempranas que pueden indicar un problema. Una vez que el niño alcanza la edad escolar, es posible que el maestro de tu hijo sea el primero en notar el problema. La gravedad varía, pero la afección suele volverse más evidente cuando el niño comienza a aprender a leer.

Antes de la escuela los signos que indican que un niño pequeño podría estar en riesgo de tener dislexia, pueden ser:

  1. Tardar en comenzar a hablar.
  2. Aprender palabras nuevas a un ritmo lento.
  3. Problemas para formar palabras adecuadamente, como invertir los sonidos de las palabras o confundir palabras que suenan de forma parecida.
  4. Problemas para recordar o decir el nombre de las letras, los números y los colores.
  5. Dificultad para aprender canciones infantiles o jugar juegos de rimas.

Una vez que tu hijo esté en la escuela, es posible que los signos y síntomas de la dislexia se hagan más visibles, entre ellos:

  1. Un nivel de lectura muy por debajo del que se espera para la edad
  2. Problemas para procesar y comprender lo que escucha.
  3. Dificultad para encontrar la palabra correcta o formular respuestas a preguntas.
  4. Problemas para recordar secuencias de cosas.
  5. Dificultad para ver (y ocasionalmente escuchar) similitudes y diferencias entre letras y palabras.
  6. Incapacidad para pronunciar una palabra desconocida.
  7. Dificultad para deletrear.
  8. Tardar más tiempo del habitual en completar tareas que conllevan leer o escribir.
  9. Problemas para comprender bromas o expresiones que pueden no ser fáciles de entender a partir de palabras específicas (modismos), como «pan comido», que significa «fácil».
  10. Dificultad para resumir una historia.
  11. Problemas para aprender un idioma extranjero.
  12. Dificultad para memorizar.
  13. Dificultad para resolver problemas matemáticos.

Cuándo consultar al médico
Si bien la mayoría de los niños están listos para aprender a leer en la etapa del jardín de infantes o primer grado, con frecuencia, los niños con dislexia no pueden comprender los conceptos básicos necesarios para esa actividad en esta etapa. Habla con el médico si el nivel de lectura de tu hijo está por debajo de lo que se espera para su edad o si notas otros signos de dislexia.

TRATAMIENTO

Tanto en el abordaje de la dislexia como del TDA-H es imprescindible el apoyo emocional y social. Hay que explicarles, a los niños, familias y profesores, en qué consisten los trastornos y no juzgarlos por los resultados académicos, sino por sus esfuerzos. Se debe realizar una adaptación curricular no significativa e individualizada, normalizar el problema y prevenir los posibles y comunes casos de acoso escolar.

Tras el diagnóstico, se debe iniciar tratamiento con un especialista en educación del aprendizaje y con un psicólogo para afrontar los aspectos emocionales implicados.
La dislexia requiere de un abordaje orientado a mejorar las habilidades fonológicas mediante técnicas de base cognitiva.
Por su parte, el TDA-H requiere de un tratamiento combinado psicológico, psicoeducativo y cuando sea necesario, farmacológico.
En ambos casos, la implicación de padres, profesores y de toda la comunidad psicoeducativa, es imprescindible para un abordaje integrado.

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